jueves, 27 de febrero de 2014

Operación Palace: un fake de Jordi Èvole

Lo del domingo fue una broma, una tomadura de pelo, un experimento social-media. Fuera lo que fuese Operación Palace fue un tortazo en la historia reciente de España, un revuelo de planteamientos, un toque de atención al pueblo demócrata que se hace preguntas y busca sin desesperación respuestas. ¿Y por qué no se da prisa en buscarlas? porque está dormido, porque ni la más fuerte de las crisis y la más deprimida de las generaciones son capaces de plantearse de una u otra forma si nos engañan, si nos subestiman o nos toman por ineptos.





Muchos televidentes se sintieron ofendidos -con estas cosas no se juega, dicen- unos se quedaron con cara de bobos, apagaron la tele y a otra cosa; otros tantos se divirtieron, repasaron detalles, cayeron en la broma y rieron el chiste. Pero, ¿cúantos reflexionaron sobre la intención que arrojó el documento?, ¿Cúantos se sintieron engañados por el cuestionable relato de los hechos?. Operación Palace surgió como un reportaje de investigación sobre el 23F. El equipo de Salvados, después de muchos intentos, no pudo acceder al archivo que recoge todos los documentos que pueden esclarecer las incógnitas que provocó el golpe de estado. Así que después de mover cielo y tierra sin obtener la información adecuada ingeniaron una especie de experimento social -narrado en lo clasificado como falso documental- que recuerda en cierta manera a la expectación que causó Welles el 21 de octubre de 1938 con La Guerra de los Mundos.





La cuestión es que el fake ha provocado opiniones de todo tipo, desde los que se han sentido profundamente ofendidos y maltratados en su más honda memoria histórica y otros que han asimilado la broma, la han aplaudido y se han planteado la cuestión que Èvole lanzaba al inicio del documento: '¿Puede una mentira explicar una verdad?'. ¿Se han planteado alguna vez cúantos de los anuncios que lanzan los políticos son ciertos?; y no me refiero a las propuestas electorales sino a todo lo que se desarrolla en los escaños, los desayunos, los viajes de Estado y todos esos divertimentos que pagamos con nuestros impuestos. Luego querrán hablar de volver a 'ganar la confianza'. Si las editoriales están pensando en re-editar los libros de historia, ¿qué me están contando?. Pamplinas.




El equipo de Salvados explicó en las primeras horas tras la emisión de Operación Palace que el trabajo 'está inspirado en el documental Operación Luna de Willian Karel que explicaba la llegada a la luna como si fuese algo falso' acontecimiento histórico que siempre ha suscitado dudas sobre su veracidad. No estamos acostumbrados a este tipo de formato pero una agradece que la programación se luzca de vez en cuando con piezas que, además de ser capaces de dejarnos ojipláticos, nos pellizquen y hagan de nosotros un público más crítico, despierto y desengañado.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Don Jon

Título: Don Jon
Año: 2013
Duración: 88 minutos
País: Esados Unidos
Director: Joseph Gordon-Levitt
Guión: Joseph Gordon-Levitt
Reparto: Joseph Gordon-Levitt, Scarlet Johansson, Juliane Moore, Tony Danza, Glenne Headly, Rob Brown, Brie Larson, Jeremy Luke  
Producción: Relativity Media, Voltage Pictures, Ram Bergman Productions
Género: Comedia romántica
Valoración: *****




Ya puedes fardar de ser un tio moderno del siglo XXI, un hombre libre con el poder en tu mano saltándote toda inhibición que hablar publicamente de la masturbación no dejará de ser un tema molesto. Si eres mujer la cosa se complica y pasa de ser un acto incómodo a convertirse en una actividad  cercana a la ninfomanía individual y la prostitución. En Don Jon el protagonista es un inmaduro sexual y mental, el que se toca sin parar, tanto que llega a encontrar en el onanismo mayor placer que en el acto sexual en pareja.



Joseph Gordon-Levitt escribe, dirige y produce una película de egocentrismo más cercana al argumento de una serie adolescente que a una comedia propiamente dicha. El guión cuenta con una idea que pudo dar mucho más de si que un gracioso montaje de planos de películas porno mezclados con gestos de extasis, papeleras llenas de Klennex y el historial de un Mac inundado de enlaces guarros; sin contar con el personaje de Jon, que no da para más que para lo anterior.



Uno de sus fuertes es precisamente el montaje, expresivo y ligero que mantiene atento al espectador. Por otra parte la interpretación de Juliane Moore es de las más destacadas al igual que relegadas. La pelirroja encarna al personaje con más fondo del filme y sin embargo se queda al borde -muy injustamente- del secundario. Luego está Scarlett con un papel bastante superficial pero protagonista, un registro diferente a los que la premian pero está muy buena así que toda excusa vale.



Otro de los puntos por los que podría salvarse de la quema es por el tratamiento que hace respecto a la religión. Jon es católico practicante y así como internet, las discos y el gimnasio son sus templos la iglesia no podía ser menos que los anteriores. Aqui Gordon-Levitt es especialmente crítico y esa lectura le aporta al guión cierto espíritu de revancha además de humor. Los clichés aparecen y van tomando forma, tanta que llegan a destacar por encima de la motivación real del filme.




En definitiva, no es un rato de cine del que debamos huir pero se queda muy por debajo de lo que un tema como el que abarca podría haber ofrecido, más a nivel argumental que visual. Contar con un elenco atractivo la hace escalar en la taquilla pero poco más.

miércoles, 19 de febrero de 2014

La gran familia española

Título: La gran familia española
Año: 2013
Duración: 101 minutos
País: España
Director: Daniel Sánchez Arévalo
Guión: Daniel Sánchez Arévalo
Reparto: Quim Gutiérrez, Antonio de la Torre, Patrick Criado, Verónica Echegui, Roberto Álamo, Héctor Colomé, Miquel Fernández, Arantxa Martí, Sandra Martín, Sandy Gilberte, Raúl Arévalo, Pilar Castro
Producción: Atípica Films, Mod Producciones, Antena3 films
Género: Comedia (Drama-Romance)
Premios: Goya Mejor actor de reparto (Roberto Álamo) y Mejor canción (Do you really want to be in love? de Josh Rouse)
Valoración: *****




La gran familia española es una comedia de enredo familiar que se desarrolla en el día de la boda de dos jovencitos. Como mandan los cánones, este será el principio de una jornada llena de contratiempos, enredos y desencuentros entre los miembros de la prole que, más o menos avenidos, irán desvelando secretos, resolviendo incógnitas y entre tanto liándola parda. De fondo el partido España-Holanda del 2010 y el derroche nacionalista que este supone. 



La coincidencia de los dos eventos nos da la clave de lo que se supone va a ser divertido. La tensión de una boda, un partido de la Selección Española y un tandem de actores y actrices destacables en su mayoría parece una combinación infalible pero el resultado se acerca más a lo fallido que a lo aceptable. Ya sea por la colección de clichés -jovencitos incultos, un hermano con retraso mental, otro en tratamiento con antidepresivos- o por lo irregular de sus escenas; un baile prenupcial a modo de video clip que no hay por dónde cogerlo y que irrumpe en el film sin explicación. 




La historia fluye entre lo sorpresivo y lo aburrido. Los giros en su argumento comienzan pronto pero lo que promete se queda en agua de borrajas, todo empieza a parecer previsible y la trama se queda sin interés antes de llegar a su ecuador. Lo que parecen forzosamente secuencias graciosas entre el hermano arruinado, su hija y el hijo con retraso se quedan sin gancho y más que risa causan indiferencia. El hermano que regresa a casa tras dos años de ausencia, la novia de éste que ahora se acuesta con otro hermano y el lio postadolecente del pequeño, su novia y la amiga de ambos resultan ser los únicos motivos que terminan por mantenernos sentados en el sillón pero poco más.




La sensación cuando la ves es que cubre las expectativas pero lo hace a duras penas. Se queda lejos de ser una gran comedia y demasiado cerca de parecer ese tópico constante con el que tachan -muchas veces injustamente- al cine español, de producto facilón lleno de tópicos. También parece que si la trama principal -la del abandono de la madre- se hubiera reforzado el resultado, aunque más dramático, hubiera mejorado el producto final, sin embargo queda desplazada y resumida al desenlace como un detalle más que como la raiz de todo lo que acontece en el guión.




No obstante el film juega con dos homenajes que terminan por darle cierto encanto cinéfilo. Uno es el del camarero, guiño a Edwards en El Guateque, que aunque parece ajeno a todo termina enmarañándose con la familia y otro es el comienzo y cierre de la cinta en la que Arévalo inspira con la película de Donen Siete novias para siete hermanos. Dejarse se deja ver pero sin más notoriedad que la que le dan las interpretaciones de Antonio de la Torre y Quim Gutiérrez.


domingo, 16 de febrero de 2014

Vivir es fácil con los ojos cerrados

Título:Vivir es fácil con los ojos cerrados
Año: 2013
Duración: 108 minutos
País: España
Director: David Trueba
Guión: David Trueba
Reparto: Javier Cámara, Natalia de Molina, Francesc Colomer, Ramón Fontserè, Jorge Sanz, Ariadna Gil
Producción: Canal + España, Fernando Trueba Producciones Cinematográficas, Televisión Española (TVE)
Género: Comedia (Drama-Road Movie)
Premios: Mejor pelicula, mejor dirección, mejor actor protagonista (Javier Cámara), mejor actriz revelación (Natalia de Molina), mejor guión original, mejor música original (Pat Metheny). 
Valoración: *****
 




Son malos tiempos para la enseñanza, también para el cine. Resulta difícil encontrar algo para lo que el presente resulte positivo. Lamentablemente nos ha tocado vivir una época en la que los dirigentes a los que subimos a los altares -con la excusa de destinar más perras al poder empresarial- mandan al séptimo arte al principio de la fila, con el cero marginado que se queda antes de la coma. Y es que parece que Trueba no ha podido embarcarse en esta película en el mejor momento -o peor, depende como se mire- en el que su argumento se identifica tanto con los tiempos que vivimos.



La vencedora indiscutible de los Goya de este año narra una historia real, la de Antonio, un profesor de Albacete que utiliza las canciones de los Beatles para enseñar inglés a sus pupilos en 1966. La road movie comienza cuando este se entera de que John Lennon se encuentra en Almeria para rodar una película. El maestro decide ir a conocerlo para poder explicarle sus métodos didácticos. De camino recoge a Belén y Juanjo, dos jóvenes que conformaran junto a Antonio una pequeña familia unida por la incomprensión familiar, el encuentro inesperado y la música de los de Liverpool.



David Trueba destaca en su faceta como guionista. Aunque esto no implique que la dirección sea proporcional al texto, sus películas funcionan desde el papel y esto es algo que luce cuando se ven. Es un filme personal, en el que explota, como ya hizo en su ópera prima La buena vida, el perfil del personaje. Sus protagonistas son jóvenes -también lo eran en Bienvenido a casa- y se encuentran en la encrucijada de su vida, bien por adolescencia o por vacio generacional. En su última película, a diferencia de las dos anteriores, vuelve a aparecer el mismo modelo sólo que esta vez la historia paralela de la pareja queda desplazada a un fondo que sirve de revelación a unos tiempos en los que el franquismo frenaba más que dejaba correr.




El filme está lleno de metáforas que nos retrotraen a los años en los que la dictadura y la cultura impuesta en aquella época de represión no dejaban avanzar a nada ni a nadie. Una muy significativa es la del profesor y sus dos compañeros empujando el coche por el puerto unos kilómetros antes de llegar a su destino. El auto es viejo, de herencia y ya no aguanta los puertos de montaña. Unos lugareños sacuden a golpes a Juanjo en el bar; Belén se siente acosada al tropezar y ser importunada por un hombre que aprovecha la ocasión para intimidarla. Los chicos y el propio Antonio son las víctimas de un sistema que lejos de defenderlos como personas no les deja progresar, los maltrata, les hostiga y no cree en ellos. 




Luego está el propietario del bar, abandonado por su mujer y a cargo de un hijo con parálisis. En una conversación con Antonio le confiesa que teme por el día en que su único descendiente se quede sin padre, desatendido y abandonado a su suerte, problemática que no puede ser más actual. ¿Puede oirse más alto el estribillo de Help en esos planos?. Los protagonistas no dejan de ser reflejos de una realidad que les pesa tanto como un coche en punto muerto en una cuesta arriba sin nada que les ayude a ascender que no sea su propia voluntad.



Vivir es fácil con los ojos cerrados no juega con otra historia que no sea la de las dos Españas, un tema tan recurrente en el cine español como el que trató Hollywood en el género del Oeste. El mérito es que Trueba lo ha hecho desde un punto de vista amable sin que resulte un bodrio poco creible, con cierto encanto argumental y una producción ajustada al crédito de una caja de ahorros por lo que es más un milagro que un producto cinematográfico propiamente dicho.



No obstante resulta una película escueta en recursos. Vemos a los guardias civiles custodiando el rodaje de la película de Lennon, los automóviles de los sesenta y un cine con títulos de aquellos años pero poco más que nos recuerde durante todo el metraje que estamos en la España de los 60; y ya no en lo que a atrezzo se refiere sino a diálogos que en algún momento nos den datos directos sobre lo que se está viviendo en el país en aquellos momentos. Por otro lado los personajes, excepto el interpretado por Jorge Sanz, no aportan señas ideológicas, quizás por la intención de demostrar que durante la dictadura existió un sector de la sociedad que prefirió vivir alejado de todo lo que sonara a ser de un color u otro.



Más o menos merecidos los premios con los que se ha encontrado Trueba, que una cinta como esta se coloque en los primeros puestos de las noticias y que muchos decidan verla por curiosidad nos vuelve a meter en el saco de la idiosincracia del español, convertirse en patriota por unos días y volver a sentarse en el sillón de la indolencia después. Así nos va.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Goya 2014: la gran mentira del cine español

Esto no es un artículo para hablar de lo maravillosas que son nuestras películas, tampoco hacer un recorrido a través de los ganadores -aunque tenga que hacer referencia a algunos necesariamente- y menos aún para reconocer que Trueba es merecedor del festival de estatuillas que recibió el domingo. Tampoco se vayan a pensar que voy a ponerme a repartir palos a diestro y siniestro, aunque a alguno le vendrían de "cine"; no. 



Poder disfrutar de una producción normalizada de filmes en nuestro país es positivo y que haya una academia que se ocupe de velar por los intereses de los que se dedican a ello más todavía. El problema aparece cuando los recursos son limitados, no somos Hollywood, estamos a millas de serlo y a otras tantas de parecernos. En el cine, como en la sociedad, hay clases -géneros- y diferencias entre ellos. El conflicto con el cine patrio no es solo esa falta de recursos económicos sino el reparto de estos que es de todo menos igualitario. Ese es el problema de base y el origen de muchos de los males que sufre.



Hace tiempo escribía en un espacio bautizado como 'Rincón de crítica constructiva' que terminó derivando en lo que se ha convertido este. ¿Y por qué digo esto? pues porque me di cuenta que de poco servía esa crítica cuando el que la lee la interpreta como le da la gana que es en realidad el fin de todo análisis sea más o menos incisivo. Y no, no es la crítica la culpable de que el spanish cinema no avance sino otras tantas cosas que comienzan en nuestro carácter y terminan en los lamentables resultados de taquilla. 




Mientras decidía el título del artículo me acordé de la película de Soderbergh Sexo, mentiras y cintas de vídeo y descubrí unas cuentas similitudes con lo que ocurre en este nuestro país. Steven escribió el guión en ocho días, rodó en 30 y montó la cinta en otros tantos. Una locura, la que te provoca la falta de presupuesto; para que veáis que en Estados Unidos no es oro todo lo que reluce ni tienen la cartera de Spielberg todos los que cogen una cámara. Este señor no contó con subvenciones -tampoco lo hizo David-, y menos aún se dedicó a manifestarse en contra de un gobierno que no le apoyaba -ni antes ni ahora- ni perdió el tiempo dando discursos cargados más de mala leche ideológica que de reivindicaciones. Y justo aquí empieza esa gran mentira que citaba en el titular.


Las dichosas subvenciones. No hay gala de los Goya en la que no se hable de ellas. Son una gran ayuda pero no son lo único de lo que se puede tirar. Me gustaría recalcar que estamos hablando de la Academia, donde unos señores seleccionan en un porcentaje muy alto sobre todo aquello que llega a la distribución en salas así que aquí no están incluidos realizadores amateurs que anden dejándose las uñas para que vean lo que hacen y de los que queda tan bien hablar como 'nuevas promesas'. Esos jóvenes, los que necesitan más que cualquier otro de una subvención no la reciben y si lo hacen es en forma de propina. Señores de las altas esferas que hablan del futuro del cine español, tengan un poco más de vergüenza y actores que han dejado España para ganar más pasta, paren de darse el lote con el micrófono cuando vuelven a su país porque resultan de todo menos creíbles.


Y no hablo de otro que no sea Bardem, Javier Bardem, esa especie de 007 de la política encubierta del artisteo, otro embuste del cine español. Y aquí no voy a valorarlo como intérprete sino como chinche. España no necesita actores que se paguen un vuelo de avión para apoyar el cine español y criticar lo mal que se están haciendo las cosas porque los que están en la península lo saben diez veces mejor que él y el cine tampoco requiere de manifestaciones externas a él. Bastante tenemos con no poder mantenerlo -al cine- como para mezclarlo con el "no a la guerra" y reivindicaciones varias. Si esos personajes públicos se sienten uno más y parte de la masa que se manifiesta que se enrolen entre ellos -no es preciso salir siempre en la foto- y se dejen de discursos que bastantes nos dan ya los políticos. Mejor escribe en un blog y déjate de notoriedad; y si eso es lo que te alienta de verdad presentate a las elecciones, pero a las del gobierno no a las de las causas sociales porque, aunque pueda sonar populista, vistiendo de Armani no te pegan nada.

El cine español no es de todos ni en él tienen cabida todos los realizadores. A pesar de que géneros como el de animación están consiguiendo sacar adelante muchos proyectos, otros igual o más costosos de producir como el de Ciencia Ficción, son los grandes ignorados en nuestra industria. Y como ejemplo, la gala de cada año. Los únicos directores que se acercan a lo fantástico - véase como ejemplo Kike Maíllo- tienen una presencia mínima y otros con proyectos más arriesgados como Bayona se ven obligados a salir de España si quieren sacar adelante sus guiones. Por lo tanto, dejen de echarse flores académicos, aquí hay mucha tela que cortar y ustedes no llegan ni al dobladillo.


¿Y qué me dicen de esa falsa apariencia? y aquí no entran solo los protagonistas de los premios sino también todo hijo de vecino que se pone al día cuando ve la lista de nominados y asiste embelesado a la gala en primera línea de sofá. Seamos sinceros, al cine patrio no le queda bien la alfombra roja ni puede permitirse dos horas de alabanzas para reivindicar lo mismo de siempre. Todo ese universo guay que envuelve al cine no lo es tanto cuando se regresa a la cruda realidad que no es otra que una taquilla temblorosa y ese gran proyecto cinematográfico que permanece griposo al fondo de un cajón.


Luego están los grandes ignorados; lo fue Almodóvar hasta que ganó un Oscar -más un re-Goya- aunque sigan teniendo un cierto resquicio con él, pero no es el único. Julio Medem, ese genio creador de historias de gran calado visual y emocional sólo cuenta con un Goya por su ópera prima Vacas. Mientras, Pedro en Francia es protagonista de Cahiers du Cinema, y más tarde en Hollywood lo subieron a los altares, en España pasaba como el director raro, ese que tiene un estilo demasiado particular -en lugar de admitir que no se trataba de crítica sino de falta de aceptación-. Y es cierto que hablamos de cineastas especiales, tanto que fuera de nuestras fronteras son aplaudidos mientras aquí quedan relegados a un segundo plano.


Los españoles no apoyan su cine porque no lo sienten suyo. Y esto ya me parece más un problema de indentidad que de gustos. No nos gusta ser espectadores de nuestra propia personalidad, la de nuestra historia. Al fin y al cabo, el cine -como la literatura o la pintura- es un reflejo de lo que hemos sido, somos y seremos así como de lo que nunca llegaremos a ser. El cine del destape emprendió una libertad visual nunca antes vista pero también abrió la puerta de la idiosincracia del español, afligida y temblorosa al reconocer lo que era, un reprimido sexual y un manojo de incapacidades.



Y es un tanto doloroso admitir que un actor como Javier Cámara, talentoso en su faceta, muy querido y este año premiado y reconocido, no sea un intérprete con vistas a embarcarse en proyectos ambiciosos como lo hicieron Banderas o el propio Bardem. Y no me refiero a que necesariamente tenga  que montarse en un coche para repartir tiros o rodar con Jonathan Demme una película sobre la intolerancia social al Sida y la homosexualidad, sino a cualquier guión que no lo condicione como cómico. Puede que Cámara prefiera quedarse en España y sufrir las vicisitudes que la economía y la sociedad planeen para el futuro del celuloide pero imagino que, como cualquier profesional de su gremio, se habrá propuesto seguir adelante y mejorar. La pregunta es si podrá hacerlo con este panorama. 



La puerta del cine en España se abre y se cierra como si de un obturador se tratase; las entradas y salidas no permiten que reciba la luz suficiente porque la puerta permanece demasiado tiempo cerrada. Si no hay luz no hay peli y de espaldas a la realidad mucho no vamos a poder ver. Las películas españolas no siempre son buenas, en ocasiones son saldos, otras veces magistrales, como en cualquier industria, pero no podemos conformarnos con buscar soluciones cuando la Academia decide vestirse de gala y repartir Goyas como si de pildoras de prozac se tratara. Nuestro cine necesita apoyo, el de todos, pero un apoyo sincero que se base en sus posibilidades y no en el ilusionismo.



domingo, 9 de febrero de 2014

Ver películas y series en versión original: ¿acierto o imprudencia?

España no es un país acostumbrado a consumir versiones originales. Bien sea por la guerra interna de lenguas locales que sufrimos bien porque somos muy cerrados de miras; la televisión y el cine en versión original nos da calambre. La crisis y el éxodo masivo a otros países como Reino Unido o Alemania y la importancia expresa del conocimiento idomático ha suavizado la situación y parece que nos cuesta menos adaptarnos. Y no es esto lo que me cabrea, que también, pero no en la misma medida en que no defendemos nuestra lengua. Porque si, seremos unos garrulos en tierra hostil pero nuestra lengua es la mejor, vamos, ¡dónde va a parar!. No comments!.


En resumen, lo nuestro no tiene remedio. No obstante, los que continuamos emperrados en aprender idiomas -o dominarlos de una puñetera vez tras años y años de escuela- caemos en la cuenta de esa señal oscilante que nos recuerda el nivel que tenemos cuando nos ponemos delante de una versión original. Entonces empezamos a darle vueltas al asunto: ¿será buena idea?, ¿me desanimaré?, ¿voy a digerirlo o me dará ardor de estómago?. Llegados al punto de atrevimiento nos podemos encontrar de todo, desde no entender ni jota a maldecir todo lo desaprendido hasta el momento; pero si os habéis propuesto emprender la ruta del aprendizaje voluntario, enhorabuena, lo importante es echarle un par de oidos. Come on!



Problemas

El primer problema que se nos presenta es el objeto en cuestión: ¿Qué vemos?. En este sentido tenemos un sin fin de propuestas, empezando por las que nos ofrece la televisión por cable, el satélite o el poder de decisión que nos otorga internet. Podemos ver programas, informativos, tertulias y toda la parrilla si queremos pero ¿de verdad nos interesa ver ese tipo de programación?. Si la respuesta es afirmativa, felicidades, tienes mil y una oportunidades para plantearte un objetivo pero si no, que será lo más probable, atento y mejor deja el zapping para la tv en español. You must focus my friend.


Debemos elegir el qué, cómo y cúando verlo. El horario y el tema son cruciales, pues lo que no podemos hacer es ver televisión en otro idioma mientras comemos, conversamos o nos quedamos fritos en el sofá. Error. No, eso no es intentar aprender, es perder el tiempo. Mi experiencia personal hasta el momento me ha enseñado que el lugar, el ambiente y el horario en el que se ven es crucial. Por lo tanto, ver una película en versión original en una sala de cine es la mejor idea. La sugestión y los gustos personales son  importantes por no decir decisivos. También lo es el entorno. La magia del cine no es sólo la que consiguen 24 fotogramas por segundo sino una gran pantalla, la oscuridad y la capacidad de concentrar todos nuestros sentidos en el visionado de lo que hayamos elegido ver. Let's magic!


El nivel de idioma también es determinante. Si acabas de despegar quizás sea algo precipitado pero si tus conocimientos se encuentran entre el medio y lo avanzado, puedes permitírtelo. En contra de lo que algunos piensen, creo que ver una película o serie con lo básico es una de esas imprudencias que avisábamos en el título. Mejor espera, deja la televisión o el cine y empieza por los audios adaptados a tu nivel. No son tan interesantes pero te ayudarán a empezar. Be careful, you're crashing!.


El tipo de inglés -dialecto y dicción- también juega una pieza más o menos molesta. No habla igual  un inglés que un irlandés, un escocés, un estadounidense o un australiano. Sin embargo, aunque pensemos que las cintas inglesas son piezas seguras, cuidado, hay otros factores como: la vocalización de cada actor, la rapidez de los diálogos, sin contar con las tramas que son, en definitiva, lo que buscamos entender; debemos ser capaces de seguirlas o al menos quedarnos con la información suficiente de estas. Los documentales pueden ser un buen comienzo si lo anterior nos parece demasiado. Así que antes de tirarse a la piscina de cabeza debemos ser prudentes y calcular los metros que vamos a traspasar. Lo más conveniente será dejar el salto mortal para más adelante. Las lesiones en la autoestima son de lenta recuperación. Be water my friend!.
 

Ventajas

Si pensáis que los obstáculos son más que las virtudes, estáis equivocados. Entre ellas no solo están las de aprender otro idioma también está la de ver películas o series en su formato íntegro y disfrutar de la interpretación ininterrumpida del actor o de los sonidos de escena; en conjunto podríamos hablar de una ambientación y una calidad extra que pierden muchas versiones dobladas. Por otro lado también tenemos un mayor acceso a títulos que se quedan fuera del circuito comercial. Para ello tendremos que recurrir a cine clubs, festivales o muestras con versiones subtituladas o descargarlas y buscar el fichero con los subtítulos en el idioma que elijamos. Internet is the solution!.



Otra idea y la más pedagógica de todas es la de ver películas adaptadas al aprendizaje, como las que edita Speak Up. Esta revista, además de incluir el DVD del film, adecua los textos y ejercicios a los diferentes niveles de inglés (B1, B2, C1). La pega en este caso son los gustos personales por las películas que publica; no obstante la revista cuenta con infinidad de títulos, eso y el precio de la publicación (17.95 euros) que no es disparatado pero no deja de parecer caro para tratarse de una revista. Suscribirse, como en todo este tipo de publicaciones, es la opción más económica. Sin olvidarnos de las bibliotecas, que almacenan todas las colecciones y podemos sacarles provecho de manera gratuita. No excuses!.


En definitiva, ¿debemos arriesgarnos?. Si, sin duda. Muchas veces creemos que no llegaremos y lo hacemos, otras estamos seguros de que si y el castañazo nos ayuda a buscar soluciones y mejorar el idioma. Sin embargo no debemos exigirnos demasiado, al menos al principio. El léxico es un punto que se nos vendrá en contra. Pensar que el castellano incorpora anualmente un mínimo de 20 palabras nuevas; el resto de los idiomas no van a ser menos. Aunque los problemas más o menos considerables con el vocabulario pueden darse en películas que hablen de medicina, de derecho o de temas muy concretos y solo en algunos casos, el resto están rodadas para el gran público y no son tan enrevesadas, o lo que es lo mismo, no utilizan palabras de otro planeta que no sea el nuestro. No problem!.


Otro consejo es que os aliéis con las teclas pause, rewind y play. Porque no solo se trata de escuchar y leer; tened en cuenta que estamos viendo algo con un comienzo, un nudo y un desenlace y debemos entender el máximo de lo que vemos, recopilar la información y darle sentido. Tardaremos más de lo habitual pero recordar que el propósito es aprender, necesitamos tiempo, unos más y otros menos. Keep calm and learn languages!.


miércoles, 5 de febrero de 2014

Todas las mujeres

Título: Todas las mujeres
Año: 2013
Duración: 90m
País: España
Director: Mariano Barroso
Guión: Alejandro Hernández, Mariano Barroso
Reparto: Eduard Fernández, Michelle Gener, Petra Martínez, Natalie Poza, María Morales, Marta Larralde
Producción: TNT/ Kasbah
Género: Drama-comedia
Valoración: *****


Hay dos cosas que me molestan claramente en el cine. Una es ver una película treatralizada y otra que la producción en cuestión centre todo su esfuerzo en el reparto de actores y en explotar sus cualidades interpretativas (barra) físicas. Los personajes y su actuación es fundamental, no es mi intención restar importancia a este aspecto -todo lo lejos- pero un proyecto cinematográfico se compone de muchos elementos que no podemos obviar; precisamente por eso, porque es un filme y no una obra de teatro. Esto es lo que ocurre en Todas las mujeres, serie reciclada a película que busca encontrar ese beneficio del papel bien hecho y se queda estancado en ello, sin traspasar ningún campo más.





El guión narra la huida de Nacho, un veterinario que escapa de su círculo familiar y se enfrenta en ese tiempo a resolver el robo planeado de unas reses a su suegro. Es entonces cuando entran a escena esas mujeres, las que acaparan el título de la pieza. Hasta aquí todo podría funcionar si no fuera porque el susodicho no mueve el culo de su cabaña hecha casa reclamando a las féminas que han dejado algún capítulo más o menos agradable en su historial de hijo, cuñado, amigo y pareja sentimental. Las localizaciones se resumen a un coche, una explanada, la carretera y su casa, que pueden parecer suficientes para 89 minutos de rodaje pero que se quedan en un continuo plano contraplano en el que la actividad se resume al diálogo y a un tímido seguimiento de cámara.




Con lo complicado que es llevar a cabo un rodaje en la actualidad -y si hablamos de cine español el problema se dilata aún más- no comprendo el por qué llevar una serie a la gran pantalla -que ha funcionado relativamente bien- sin más intenciones que las que ya se han visto en la pequeña. Dudo que se pensara en una garantía de butaca porque con los tiempos que corren me parecería una idea cuanto menos insolente. Después de ver la presente y retrotaernos a Extasis -la que para mi es su mejor película hasta la fecha- sigo sin encontrar razones que justifiquen el rodaje de la presente.




No obstante Barroso, valiéndose de su tarea como dramaturgo, se luce en el guión acotándolo a conversaciones trascendentes e interesantes que van destapando a Nacho gradualmente sin adelantar acontecimientos. Gana especial relevancia el oficio de este como auxiliar en el cruce de reses cuando él mismo se descubre como símil de un copulador obcecado en resultar simpático por muy cabrón que resulte ser. En lo que respecta al resto de interpretaciones, curiosa la de Michelle Jenner y especialmente divertida la de Petra Martínez -te quedas con ganas de saber algo más sobre ella- . Aunque sin desmerecer a todas las participantes el que se lleva la nota alta es Eduard Fernández y su capacidad de engañar, mofarse y desprestigiar a sus mujeres sin parecer odioso por ello. La Academia se ha hecho eco del nivel interpretativo nominando a Fernández, Poza y Morales en las categorías de mejor actor, mejor actriz de reparto y mejor revelación.




Todas las mujeres promete un rato de entretenimiento pero se echa de menos no estar frente a un escenario con reparto de carne y hueso. Y vuelvo a lo mismo de más arriba, no están las cosas como para tirar el dinero. Señor Mariano, si lo que quiere es tirar de película, guárdeselo y vendanos otra cosa, pero esta, no.