domingo, 1 de diciembre de 2013

Un asunto real: La Dinamarca desconocida

El cine de época no siempre resulta atractivo. Esto ocurre básicamente porque estamos acostumbrados a ver películas que desarrollan sus hechos en países de sobra conocidos y estudiados; temas recurrentes que terminan chirriando y perdiendo matices más que ganándolos. Iremos al grano: en secundaria estudiamos las guerras mundiales, las civiles y los países que están implicados en estas pero nos perdimos muchos detalles en el camino. También puede ser que como a una la pillo la Logse por el medio me quedé solo con la versión reducida de la historia universal. 



Si bien es cierto, olvidamos aproximadamente la mitad de los datos que memorizamos. No obstante, estoy segura de que Dinamarca no fue uno de esos países a los que se les dedicara ni siquiera un párrafo en aquella época en la que el movimiento cultural y político de la Ilustración luchaba por hacerse un hueco en los regímenes totalitarios del siglo XVIII. Así que, por otra parte, es de agradecer que el cine haga una vez más mérito de esa intención cultural que en la actualidad ciertos políticos ven como gasto superfluo y prescindible.



Nikolaj Arcel narra la historia de la inglesa Carolina Matilde, inglesa adolescente que es empujada al matrimonio en plena adolescencia con el rey de Dinamarca Christian VII. La joven se verá inmersa en una relación sin sentido con un soberano retratado como un ser paranoico con constantes cambios de animo manipulado por un consejo de estado arcaico que hace y deshace sin oposición alguna. La británica, de ideas progresistas, verá la oportunidad de cambiar el rumbo de Dinamarca con la ayuda de un médico alemán comprometido con el movimiento de la Ilustración. Christian depositará toda su confianza en el doctor y Carolina encontrará en el germano el amor verdadero.



Lo que vemos es un drama romántico histórico con  una base cultural muy cercana a lo didáctico que narra las tortas que los progresistas de la época se dieron con las cúpulas viejunas; un relato extenso pero entretenido, cuidadoso con la puesta en escena y decorado por la nieblina típica danesa que tanto enturbió a una sociedad atada a reglas y normas totalitarias. 



Resulta curioso encontrarse a Lars Von Trier entre sus guionistas y comprobar que el danés es capaz de 'separarse' de esa corriente, el Dogma, a la que es tantas veces infiel, Esta vez no tocaba ni intentarlo y co-escribe una historia lineal, comprensible para el gran público y capaz de captar la atención a pesar de su larga duración.



Así que, como apuntaba más arriba, si son de los que poco saben sobre la historía de Dinamarca y les apetece ver un relato notable y correcto en su ejecución técnica no se pierdan Un Affaire Real -mejor traducción la que tuvieron los ingleses-. Por lo tanto, recomendada para aquellos que quieran permitirse un ratito largo de luces y sombras de la historia y disfrutar de un cine de calidad.

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